sábado, 29 de octubre de 2011

ORIGENES DEL QI

El Yin y el yang (ying-yan) fueron concebidos en la filosofía china como una forma de explicar el universo. Estas ideas conforman un sistema puramente relativista, en el cual las cosas sólo pueden ser descritas unas con referencia a otras siendo imposible la captación de algo separado del resto En teoría todas las relaciones en el universo pueden estudiarse a través de esta óptica y los chinos trataron de hacerlo de una manera muy general. Buscaron vínculos entre el cielo (yang) y la tierra (Yin) e investigaron cómo se influían mutuamente. Entre las relaciones más importantes estaban las del cielo y el hombre la tierra y el hombre y toda la complejísima red de interacciones estructuradas entre estas tres entidades.
El sistema ternario es muy importante en el pensamiento chino, no solamente porque describe las esenciales relaciones cosmo-lógicas entre el cielo, la tierra y el hombre, sino porque también provee el fundamento por el cual otras variables pueden ser explicadas Es el sustento de los trigramas del I-Ching.
A través de este sistema podremos apreciar y estudiar las formas en las cuales el hombre se ve afectado por su ambiente. Éste está dividido básicamente en dos: el ambiente inmediato, la tierra, y el ambiente general, el cielo. Ambos, el microcosmos y el macrocosmos, inciden en el hombre. Las energías de ambos tienen efectos específicos y generales sobre la energía del hombre.
Todas las cosas coexisten e interactúan en el universo. Nada puede existir de manera independiente, de modo que, si algo ocurre en el macrocosmos afectará al hombre, y viceversa, más allá de que podamos o no percibirlo con nuestros sentidos. Es de esta interacción entre el cielo, la tierra y el hombre que el qi de este último surge.
Según el Nei Jing, las energías del cielo, del hombre y de la tierra interactúan para formar el verdadero qi. Es en el hara o espacio interrenal donde las energías se transforman para convertirse en el “qi fuente” del cuerpo. Textualmente, este tratado, en su Capítulo 75, dice: “el verdadero qi es el qi prenatal proveniente de nuestros padres; el qi de la respiración proviene del cielo y el qi del alimento y del agua, provienen de la tierra, mezclándose todos ellos”.
La idea de que las energías descienden hacia el hara o espacio interrenal es típica de los textos clásicos. El hara era visto como el punto de reunión donde estas tres energías se “alquimizaban”, para transformarse en el qi verdadero.
Se deduce de esto que el qi o energía vital deberá su calidad al tipo de alimentación, a la respiración y a la herencia genética de cada individuo. Si bien para los chinos la herencia genética o “energía ancestral” era inmodificable, se ocuparon extensamente de las otras dos fuentes de energía, a través de la dietoterapia y de las técnicas de respiración.

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